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Durante julio, los precios al consumidor mantuvieron su tendencia ascendente, contrario a la previsión que hicieran las autoridades monetarias del país en mayo pasado, cuando anticipaban que a partir de la segunda mitad del año la inflación comenzaría a moderar su ritmo de avance hacia un nivel cercano a 4%, con el objetivo de alcanzar la meta de 3.0% para finales del 2018.
Las cifras más recientes del INEGI indican que en julio los precios al consumidor tuvieron un incremento mensual de 0.38%, porcentaje que además de superar significativamente el pronóstico de los especialistas (0.29%), según la encuesta del Banco de México, contribuyó para que la inflación anual se elevara a 6.44%, lo que significó un nuevo nivel máximo desde finales del 2008.
Sin embargo, se debe considerar que el comportamiento de la inflación durante julio tuvo un importante efecto estacional, que se reflejó principalmente en dos rubros de la clasificación del indicador general de precios al consumidor y en momentos distintos en el mes.
Durante la primera quincena del julio, la evolución del indicador general de precios respondió en buena medida al efecto estacional del periodo vacacional de verano, lo cual se reflejó en el hecho de que el aumento de 8.45% en los precios de servicios turísticos en paquete generara, por sí solo, una quinta parte de aumento general de precios en ese lapso que fue de 0.24%.
Por su parte, el comportamiento de los precios durante la segunda quincena respondió más al repunte de precios de productos agropecuarios, principalmente en el rubro de frutas y verduras, que en el lapso referido tuvo un incremento de 5.04%, resaltando el alza de 21.1% en el precio del jitomate.
De esta manera, si consideramos los resultados de la evolución quincenal de los precios, tenemos que, como consecuencia de estos efectos, la inflación anual de la primera quincena del mes fue de 6.28%, lo que parecía ser el inicio de su tendencia a la baja después de haber resultado ligeramente menor a la segunda quincena de junio (6.33%). Sin embargo, el efecto estacional del aumento de los precios de frutas y verduras contribuyó para que la inflación anual de la segunda quincena de julio repuntara hasta 6.59%. En conjunto, como ya mencionamos, la variación anual de los precios para todo el mes fue de 6.44%.
Es probable que en agosto se sigan resintiendo efectos estacionales que lleven a la inflación a un nuevo máximo en los últimos nueve años, los cuales se relacionan con el inicio del nuevo ciclo escolar, de tal forma que, como cada año, habrá ajustes en los precios de rubros vinculados con la educación, como colegiaturas, material escolar y uniformes.
Aunado a esto, aún se perciben algunos efectos en diversos rubros de precios al consumidor, originados por la depreciación del tipo de cambio de la primera parte del año, los cuales podrían retomar fuerza dependiendo de la incertidumbre que pueda generar en los mercados la renegociación del TLCAN.
Este entorno podría llevar a un nuevo ajuste al alza del pronóstico de inflación para el presente año, alejándolo ligeramente de la línea de 6.0%. La estimación promedio más reciente de los especialistas del sector privado, según la encuesta de BANXICO, fue de 6.05%.
Es claro que la evolución reciente de los precios al consumidor ha tenido una importante incidencia cíclica y eso podría explicar en parte, el hecho de que las expectativas inflacionarias no se hayan elevado más allá de lo estadísticamente probable dada la coyuntura. Además, puede ser un factor relevante en el momento en el que estos efectos se diluyan, ya que tal situación contribuiría a que el descenso del ritmo de crecimiento de los precios pueda ser más rápido.
A pesar de los efectos del incremento de los precios de los combustibles y otras tarifas públicas a principios del año, así como de la volatilidad que han tenido los precios de agropecuarios y por supuesto el efecto de la debilidad de la moneda, llama la atención el hecho de que las expectativas inflacionarias no se hayan elevado significativamente.
Se puede decir que es precisamente la reciente apreciación cambiara la que está limitando un mayor deterioro de las expectativas inflacionarias. Esto se puede explicar si se observa la evolución del índice de precios al productor, que tiene como finalidad “proporcionar mediciones sobre la variación de los precios de una canasta fija de bienes y servicios representativa de la producción nacional” y que es “uno de los indicadores más utilizados para estudiar el mecanismo de transmisión que se dirige hacia los precios al consumidor”.
El indicador de precios al productor contempla la exportación de bienes producidos en el país y sabemos que el sector productivo utiliza una importante cantidad insumos, que en un buen porcentaje provienen del exterior. Es en este sentido que la apreciación de la moneda ha permitido adquirir insumos del exterior más baratos en pesos, reduciendo las presiones sobre los precios finales.
Las cifras indican que en julio el indicador general de precios al productor sumó dos meses consecutivos con variaciones negativas, que en esta ocasión fue una disminución de 0.25%, fortaleciendo su tendencia a la baja en la evolución de su comparación anual. En julio la inflación anual al productor 5.92%, su nivel más bajo en los últimos doce meses.
Aun cuando persisten algunas presiones en materia de evolución de precios, no se perciben riesgos importantes que deterioren las expectativas inflacionarias. No hay duda de que hacia finales de año la evolución de los precios al consumidor retomará una tendencia a la baja, aunque dada la coyuntura podría retrasarse un poco más lograr el objetivo de BANXICO.
visto en: https://veritasonline.com.mx/ceesp-repunta-la-inflacion/
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